Top poder de la palabra Secrets
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La palabra de Dios tiene el poder de cambiar vidas, sanar heridas y guiar a las personas por el camino correcto.
No debemos utilizar nuestras palabras para juzgar o condenar a los demás, sino para mostrarles el amor y la gracia de Dios. Debemos recordar que nuestras palabras tienen el poder de sanar las heridas y de restaurar la esperanza en los corazones quebrantados.
Nuestro lenguaje tiene el poder de construir o destruir relaciones, de alentar o desanimar a otros, de inspirar o desmotivar. Es por eso que es tan importante que seamos conscientes de cómo hablamos y el impacto que nuestras palabras pueden tener en los demás.
Las palabras también revelan el pensamiento y formas de pensar de cada uno, cada palabras que utilizas dice algo de ti. Escuchar las palabras de tu interlocutor te da mucha información de la persona con la que te comunicas. Si quieres saber como alguien realmente piensa deja que hable.
asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.
“Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes”
Por el contrario, cuando nos dejamos llevar por palabras negativas o destructivas, nos afecta emocional y espiritualmente.
Las palabras también vibran en diferentes frecuencias y cada palabra te afecta de forma diferente. Un buen ejemplo es la palabra amor. La palabra amor vibra a una frecuencia mucho más alta que la palabra odio. Puedes sentir la diferencia en la energía de las dos palabras.
Estos ciclos se adaptan perfectamente a aquellas personas que siguen carreras universitarias, y vienen de una familia,…
En la Biblia, encontramos numerosas referencias al poder de nuestras palabras. Uno de los aspectos más importantes es la capacidad de las palabras para expresar gratitud y aprecio hacia los demás.
Cuando hablamos de lo que somos o planteamos afirmaciones absolutistas como “nunca” o “siempre”, hacemos referencia a un producto acabado y, siendo consciente o no, estamos predisponiendo a nuestra mente para continuar actuando de la misma manera.
Tenemos la responsabilidad de utilizar nuestras palabras para edificar y beneficiar a los demás, reflejando un corazón transformado por el amor y la gracia de Dios. Además, debemos utilizar nuestras palabras para dar razón de nuestra fe y comunicar el evangelio de manera clara y convincente.
Nuestras palabras pueden cambiar el curso de los eventos, pueden levantar el ánimo de alguien o hundirlo en la tristeza. Por ello, es imprescindible que seamos conscientes de cómo utilizamos nuestras palabras, ya que tendremos que rendir cuentas ante Dios por cada una de ellas.
y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la poder de la palabra salvación por la fe que es en Cristo Jesús.